De la conquista de la madurez personal, de los dilemas morales, de la fragilidad adolescente, de la confrontación entre distintas formas de vivir y sentir la vida, del sentido del sacrificio, de la vida corrupta… de todo eso, y mucho más, habla Una historia del Brox, la película que el actor Robert de Niro produjo, dirigió y protagonizó para homenajear a su padre, y en la que se pone en valor –al tiempo que a prueba– el don de la libertad recibido por el hombre. CARMEN SEBASTIÁN

Calogero es un niño de nueve años que vive en el multicultural barrio neoyorquino del Bronx, en el que pueden llegar a convivir italianos, irlandeses, negros y judíos. Su padre, Lorenzo, un humilde conductor de autobuses, hace todo lo posible para que se convierta en un ciudadano honrado. Sin embargo, Calogero se siente atraído por el excitante mundo de las mafias callejeras, con sus lujosos coches y su dinero fácil. Hacia el chico, además, siente una especial simpatía el mafioso local, Sonny, después de que le encubriera un asesinato. El niño, conocedor de las leyes de la calle, le exonera de toda sospecha, y desde ese momento Sonny le apadrina, empezando a hacer las veces de tutor y consejero contra la voluntad de su padre. Cuando alcanza los diecisiete años, ya en la segunda parte de la película, Calogero ha extraído muy diferentes enseñanzas sobre la vida, el amor y el respeto, algo que causará en él un hondo conflicto interior que habrá de resolver en su camino hacia la edad adulta.

Calogero extrae muy diferentes enseñanzas sobre la vida,
algo que causará en él un hondo conflicto interior

Los personajes

  • Sabemos de Lorenzo a través de su hijo: es conductor de autobús, un trabajo que desempeña con gran esmero y profesionalidad y en armonía con la atención a su familia, los ratos de asueto y el deporte. Lorenzo, cuya irrupción en la película es vigorosa, va perdiendo poco a poco protagonismo, casi desapareciendo hasta la última secuencia, cuando con una línea de guion resume la premisa del film sobre la paternidad y la esencia de la amistad: “Sonny, gracias por haber salvado la vida de mi hijo; yo nunca te odié, sólo que me enfurecía que contigo se hiciera mayor antes de tiempo. Que Dios se apiade de tu alma.”
  • Calogero es el principal narrador de la historia, acaecida a finales de los años 50. Lleva una vida normal, divirtiéndose y haciendo travesuras con sus amigos, paseando en el autobús que conduce su padre, con quien tiene una buena relación. Un giro inesperado, sin embargo, cambiará su vida para siempre: testigo accidental de un asesinato cometido a plena luz del día por Sonny, capo mafioso del barrio italiano, toma la decisión de callar ante la policía la verdad de los hechos. De modo que Sonny, en secreto agradecimiento, lo adopta como su protegido, dándole trabajo en su bar e introduciéndole en el mundo de las apuestas. Por supuesto, Lorenzo desaprueba esa relación, que su hijo frecuente esos ambientes y gane sin merecerlo importantes sumas de dinero.
  • Sonny es el capo del barrio al que todos temen. Al principio adopta a Calogero por superstición, pero luego irá cogiéndole cariño e inculcándole valores como la importancia de formarse y de actuar siempre por uno mismo. Calogero, por su parte, admira a Sonny: ese tipo de reputación perniciosa, con cinco dedos –aunque sólo maneje tres–, que estuvo en la cárcel durante 10 años leyendo libros de Maquiavelo mientras sus compañeros de celda levantaban pesas, jugaban a las cartas o se metían en líos, se revela como una muy buena influencia para él; no en vano, le dice cómo saber si la chica con la que sale es la ideal, cómo ganar dinero fácil, cómo ser un líder, cómo escoger a los amigos…

Luchando por la educación cristiana de su hijo

La película adopta la forma de cuento gracias a la voz en off en boca del personaje de Calogero. Desde el inicio, una trepidante concatenación de imágenes presenta un barrio en el que los niños juegan con las bocas de riego, roban piezas de fruta a los humildes trabajadores de la zona o se sirven gratuitamente del transporte público enganchándose en la parte trasera de los autobuses. Los no tan niños –digamos los mafiosos–, también se divierten a su manera, con juegos de azar y, en general, con todo aquello que rodea al oscuro mundo de las apuestas clandestinas, mientras controlan de manera meticulosa todo lo que sucede en el vecindario. Las escenas que comparten padre e hijo en el primer tramo de la cinta muestran la relación entre ambos, de admiración en el niño y de autoridad en el adulto.

Pero la relación con el gánster se afianza. Sonny toma al muchacho bajo su protección y le agradece su gesto con dinero. Cuando su padre lo descubre, le echa en cara el camino tomado. Su madre, sin embargo, adopta una posición ambigua: aunque piensa que su hijo ha obrado mal, piensa que el dinero les vendría muy bien.

Con secreta desesperación, Lorenzo reclama su legítimo derecho a educar a su hijo

Paso a la adolescencia

En la segunda mitad de la película, asistimos al devenir de un Calogero adolescente –que ahora prefiere que le llamen “C”–, siendo ya un miembro de la mafia local bajo el padrinazgo de Sonny. Es entonces cuando se enamora de una chica de color. Se aprecian en este punto dos rasgos típicos e importantes de la adolescencia: los cambios físicos, por una parte, y el grupo distinto al familiar, los amigos, por otra. El liderazgo, la lucha por la autonomía, la pandilla, el lugar de reunión, la pertenencia al grupo, son aspectos que cobran especial significado.

Asistimos también, como decíamos, al enamoramiento de Calogero, lo cual le traerá no pocos problemas –sobre todo de índole racial–, constantes luchas y un clima de tensión. Sin embargo, Sonny aconseja a Calogero sobre esta delicada cuestión: le dejará su coche y le explicará cómo saber si una chica merece la pena (y es que Calogero aprenderá tanto o más de Sonny que de su propio padre).

Carmen Sebastián es licenciada en Ciencias Químicas y orientadora familiar.